Vida de mapache

Este blog está dedicado a esas personas cuya vida sedentaria los convirtió en verdaderos mapaches... que encontraron en el running una filosofía que los ayudó a ser mejores, física y mentalmente, a rendir mucho más en sus trabajos, en sus hogares,
a encontrar ese corazón de guerrero imbatible que cada "runner" lleva dentro de si.

martes, 28 de diciembre de 2010

Corre Forrest, corre!

Gracias a @correforrest por permitirme tomar estas letras inspiradoras: 

¿Recuerdan esa escena cuando va Forrest Gump caminando con su amiga de toda la vida, llamada Jenny? y de repente empiezan a molestarlo unos niños, mientras él y la niña caminaban tranquilamente?, se burlaban de él por su problema motriz en las piernas además de su discapacidad mental y sintió que estaba perdido, cuando ella al ver el peligro y sentir el miedo solo pensó en decirle lo siguiente para salvarlo: “CORRE FORREST, CORRE!!!”. De inmediato, Forrest movía sus piernas costándole mucho trabajo el movimiento ya que el aparato que usaba se lo impedía. Detrás de él venían los niños malosos a querer hacerle daño, claro, al más débil e indefenso, cuando de repente para sorpresa de Forrest Gump a su corta edad, sus piernas empiezan a reaccionar, se rompen los fierros atados a sus piernas y empieza a correr como nunca lo habia hecho en su vida. En vez de correr con estrés por salvarse, sintió que corría con un gran placer y emoción y los malos se quedaron atrás. Esa escena, constantemente se repite en nuestras vidas, visto de una manera muy similar en lo que a “hacer ejercicio” se refiere.
Nosotos somos Forrest Gump. Los fierros que lo tienen sin poderse mover son: nuestro trabajo, nuestras obligaciones, nuestra flojera, nuestra falta de organización, nuestra falta de interés, nuestros pretextos e impedimentos de toda la vida. Los niños malos son en nuestra vida, los pequeños o grandes jalones de orejas que nos da el cuerpo para avisarnos que debemos hacer algo por nosotros como las lonjitas, la celulitis, el espejo maldito, la diabetes, el sobrepeso, la obesidad, un malestar crónico, hasta una próxima fiesta nos asusta!. Y finalmente la niña pidiéndole a Forrest que corra, es nuestra conciencia que a veces la oímos con oídos sordos. Aunque esta película no está basada en un hecho real, sino en una novela, si tiene mucho de real en la similud a la vida de muchas personas, veamos por qué.

Ubiquemos la escena conectada con un episodio de nuestra vida real: Vemos que vienen tras de nosotros unas "llantas" enormes que hacen que ya no quepamos en los jeans, lo cual nos asusta y nos estresa. Nuestros “fierros”, llamese pereza, flojera o el querer que las cosas se hagan sin esfuerzo, nos bloquea en un principio, pero llega un día en el que alcanzamos a oír esa voz diminuta que dice: “corre, Forrest, corre!” y salimos a correr queriendo que las "llantas" no nos alcancen, de hecho vamos tensos y con cara de pocos amigos, batallando con los fierros (el trabajo, la desmañanada, el cansancio, el sudor, la sed, pensando que mejor te hubieras quedado acostado), cuando de repente, se rompen los fierros!! y ni cuenta te diste, pero ya estas corriendo por gusto, disfrutas tu alrededor, hasta escuchas música en un smartphone y sino, te escuchas respirar y cuando acuerdas, ya recorriste 5 cuadras, regresaste a tomarte un baño fresco y ahora inexplicablemente te sientes fresco como una lechuga…¿te suena conocido?

Si esto ya te ha pasado, entonces has experimentado la maravillosa y placentera experiencia de correr. Desde que lo descubres y le encuentras el gusto, hasta andas buscando los momentos para hacerlo y, resulta que hasta puedes dedicarle planeadamente, un espacio en tu ocupada agenda.

No importa que tan rápido o lento vayas, lo ideal es que te pongas en marcha, que no claudiques y que si te gusta, en tí y solo en tí están los límites para mantenerte o buscar metas personales. Ahora ya no luchas por sólo caber en unos jeans, la lucha se convierte en cuidar tu salud (sea por bajar de peso o por mantener un cuerpo activo) y te empiezas a ver y sentir bien. La gente lo comenta y alimenta tu ego. Te ves al espejo y agradeces ese “sufrir” placentero que sólo te da el ejercicio. Tal vez no corras, tal vez trotes o tal vez le encuentras mas gusto a nadar, al tenis, al basquet, que se yo, pero ¿como vas a saber si no lo intentas?  
¡CORRE FORREST, CORRE!
Vía: http://correforrestcorre.tumblr.com/