Vida de mapache

Este blog está dedicado a esas personas cuya vida sedentaria los convirtió en verdaderos mapaches... que encontraron en el running una filosofía que los ayudó a ser mejores, física y mentalmente, a rendir mucho más en sus trabajos, en sus hogares,
a encontrar ese corazón de guerrero imbatible que cada "runner" lleva dentro de si.

lunes, 28 de junio de 2010

Es necesario el estiramiento, o basta simplemente con calentar los músculos?

En mi época de sedentario realmente nunca le presté atención a este tema, a veces la juventud hace que desafíes a la naturaleza porque piensas que tus músculos deben responder a la velocidad de tu mente.

Queridos amigos, todo esto lo aprendí luego de mi primera lesión,  desgarre de gemelos (solo de pensarlo regresa el dolor a mi mente). Sinceramente pensé que el calentamiento bastaba, de hecho, mis primeros pininos en el running consistían en empezar la sesión de entrenamiento con un trote suave de alrededor de 10 min para luego exigirle el máximo a mi músculos. Qué sorpresa la mía cuando en una pendiente que la estaba tomando de bajada uno de mis gemelos hace "track" y el solo hecho de pisar me provocaba un dolor insoportable.
Ahora se, o mejor dicho, aprendí a estirar "antes" para avisarles a los músculos el esfuerzo que se aproxima y, "después" para evitar las "agujetas" (como dicen los españoles) luego del entrenamiento o competencia.

Introduzcámonos un poquito más en el tema. Existen tres tipos de músculos: el liso o involuntario, el cardíaco y el estriado que recibe su nombre del aspecto que le confieren las fibras filiformes que presentan bandas oscuras y claras de forma alterna. La principal función del músculo estriado es el movimiento y el mantenimiento de la postura. Pero además del componente contráctil, también encontramos una serie de elementos elásticos de tejido conjuntivo que sirven para proteger al músculo de las posibles lesiones ocasionadas por estiramientos bruscos o forzados.

La forma en que un músculo se opone al estiramiento viene dada por dos factores:

1. El grado de tensión acumulada de forma pasiva o tono muscular que depende del grado de activación del sistema nervioso. Ello significa que para estirar un músculo debemos, en primer lugar, reducir al máximo la tensión muscular, lo cual se logrará mediante el calentamiento previo y el estado de relajación que el sujeto haya sido capaz de alcanzar previamente. Normalmente, el tiempo que precisaremos para alcanzar dicho estado variará de un músculo a otro y dependerá de la función del mismo. Los músculos antigravitatorios y los que desarrollan un trabajo más intenso de forma regular, tardan más en relajarse (erectores espinales, lumbares, isquiotibiales, gemelos o trapecios).

2. Por la resistencia que ofrece el tejido conjuntivo y que se cifra en un 41% del total de la resistencia que ofrece el músculo a ser estirado. Cuando el estiramiento alcanza a la fascia muscular, se torna doloroso si se llega a ciertos límites. Podríamos decir que es la parte difícil del estiramiento y la que hace desistir a más de uno.

Los músculos están unidos a los huesos por medio de unos cordones muy resistentes llamados tendones, cuya función es transmitir tensión a los huesos. Es por ello que los tendones son prácticamente inextensibles y su oposición al estiramiento alcanza el 10%. Si durante un estiramiento forzado notáramos dolor en los tendones de inserción del músculo estirado lo más prudente sería abandonar y averiguar las causas.

En primer lugar, debemos entender que la movilidad articular es una cualidad involutiva, lo cual significa que nacemos con el máximo grado y a medida que transcurren los años vamos perdiendo capacidad en mayor o menor medida según una serie de condicionantes: sexo, actividad deportiva, actividad cotidiana, accidentes, lesiones, etc. La determinación del grado de movilidad para cada articulación no puede generalizarse y debe partir de un cuidadoso estudio individualizado llevado a cabo por un profesional con el debido criterio.

Hasta una próxima oportunidad...